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KIM, 10 years with you

ENTREVISTA A LOS IMPULSORES · XAVIER TESTAR – VICE-DIRECTOR DEL BIE-UB Y VICEPRESIDENTE DE LA AEEC

Xavier Testar

Este curso 2017-18, el grupo KIM celebra su 10º aniversario y para conmemorarlo, hemos querido dar voz a una selección de personas y a las entidades a las que representan que han sido claves en nuestro recorrido: nuestros fundadores y nuestros clientes. Hoy entrevistamos a Xavier Testar, experto en gestión de I+D, innovación, creación de empresas de base tecnológica y emprendimiento.

¿Por qué surgió KIM? ¿Y cuál fue su contribución inicialmente?

KIM surgió de la necesidad de impulsar agentes de transferencia tecnológica que partieran de las necesidades del mercado, es decir, que trabajaran desde la óptica de la empresa privada. En todo proceso de transferencia, siempre debe haber una fuente de generación de conocimiento, como lo son las universidades y centros de investigación, pero si no se consigue adaptar este conocimiento a las necesidades del mundo de la empresa, se crea una barrera insalvable para la transferencia del conocimiento y por lo tanto para la innovación.

Las casualidades de la vida me llevaron a interactuar, en aquel tiempo, con varias de las personas que impulsaron KIM. De alguna manera, modestamente puedo decir que contribuí a impulsar el proceso de generación del “concepto KIM”.

 

¿Cuál era el panorama social y político al que se enfrentaban en ese momento, en 2007?

En el momento del inicio, el panorama era bastante positivo. Veníamos de años de bonanza y crecimiento. Las políticas públicas orientadas a la innovación y a promover la innovación habían sido bastante positivas y abundantes y había instrumentos que 5-6 años atrás no se podían plantear. Lo que pasó es que poco después del inicio de KIM se comenzaron a visualizar las consecuencias negativas de la crisis económica. Esta tuvo dos fases; la primera, iniciada en 2008, impactó en el mundo de la empresa de una manera áspera y rápida; y luego, en 2011, impactó en el sector público, como consecuencia de las políticas de austeridad impuestas para intentar repartir (mal repartidos) los costes de la crisis.

 

¿Cuáles fueron las claves para conseguirlo?

El momento de la conceptualización de KIM se hizo en un entorno relativamente favorable, en el que además había complicidades muy importantes entre diferentes entidades y personas que las representaban del mundo de la innovación aquí en Cataluña y también en el conjunto de España.

 

Xavier, usted participó activamente en el diseño de los primeros servicios que ofreció KIM: EVALTech (el potencial de la tecnología), VALUETech (el valor de la tecnología), COMERTech (el mercado de la tecnología). ¿Por qué estos servicios?

Estas tres etapas del proceso de comercialización de la tecnología fueron la punta de lanza con la que se presentó KIM, precisamente para mostrar un claro posicionamiento junto al mercado, en esta idea de que en aquel momento había numerosas interfaces en el lado de la academia (en el que yo también había participado) y, en cambio, había pocas en el lado de la empresa. Evidentemente, en los 10 años de recorrido, esto ha ido cambiando porque el ecosistema de innovación se ha hecho más complejo y completo a pesar de las carencias que aún existen.

 

¿Qué otras personas o entidades, cree usted que fueron determinantes en su puesta en marcha?

Por supuesto la Cámara de Comercio tuvo un papel importante en la puesta en marcha pero, en parte, KIM surge también de un proceso de reflexión de un conjunto de personas que, en ese momento, nos llamábamos “Fools for innovation” (F4I) y que fue un grupo generado desde la base, totalmente bottom up, informal y transversal. Esta iniciativa fue fruto de ese momento de ilusión, pero la crisis se la acabó llevando por delante y las dificultades del entorno propiciaron de alguna manera el retorno a los quehaceres más cotidianos, a atender lo más urgente.

 

¿Cómo cree que ha afectado la crisis al sistema de I+D+i de España y, en concreto, al sistema de transferencia tecnológica?

La crisis ha afectado de muchas maneras, tanto a nivel empresarial como social. Estamos viviendo un momento en el que, por un lado, la necesidad de innovación no es discutible, pero, por otro lado, la realidad de esta innovación es descriptible, por no decir limitada. La industria del conocimiento lo sigue generando, pero la receptividad de las empresas no remonta sino que ha seguido disminuyendo.

Por una parte, la crisis hizo que el número de empresas que declaraban hacer innovación (tanto a nivel de Cataluña como en el conjunto del estado) disminuyera entre un 20- 30%. Estas compañías son las receptoras naturales del nuevo conocimiento generado y está claro que si el mundo de la empresa no absorbe o incorpora nuevo conocimiento para impulsar la innovación, uno de los canales de explotación de las nuevas tecnologías queda limitado.

“Aunque no sea fácil de explicar, la I + D se ha comportado bien durante la crisis (…). Esto es debido a la resiliencia de las estructuras y a la necesidad que los propios investigadores tienen por continuar trabajando, que hace que busquen recursos alternativos”.

Pero, por otro lado, y aunque no sea fácil de explicar, la I+D se ha comportado bien y es algo singular. Esto es debido a la resiliencia de las estructuras y a la necesidad que los propios investigadores tienen por continuar trabajando, que hace que busquen recursos alternativos. En cuanto a la generación de nuevo conocimiento medido por publicaciones científicas y también por la calidad de las mismas, y concretándolo en las universidades y centros de investigación catalanes, han aumentado pese a los recortes en los presupuestos en I + D, al menos hasta el 2015. En el 2016 se empezó a notar un cierto estancamiento, bastante esperable considerando la importante disminución de la financiación pública de la investigación que se ha producido a partir del 2009.

 

¿Qué opina sobre las políticas actuales de I+D+i del país? ¿Cuáles serían, según usted, los hitos a conseguir?

Francamente creo que son confusas e insuficientes, en el orden que se quiera. Las idas y venidas de las políticas de apoyo a la innovación tienen sus consecuencias: hay que entender que no se pueden hacer grandes proyectos de innovación con ayudas de 20.000 €. Si quieres un cierto impacto, necesitas recursos y también continuidad de los programas e iniciativas. Por un lado, leemos, y es cierto, que la economía catalana es más exportadora que nunca. Es evidente que tenemos grandes empresas de automoción, industrias químicas, etc., que tienen un peso muy importante, pero también es cierto que ha habido un número muy importante de PYMES que, como consecuencia de la crisis, se han reinventado y han empezado a desarrollar I + D. Gracias a su agudeza, hoy en día, se han posicionado como “players” mundiales en sus respectivos campos, lo cual es bueno, pero en muchos casos sin contar con un buen acceso a nuevo conocimiento. Se hubiera esperado que se apoyasen más en las capacidades del sistema de I + D público de aquí y eso no ha pasado.

“Las idas y venidas de las políticas de apoyo a la innovación tienen sus consecuencias: no se pueden hacer grandes proyectos de innovación con ayudas de 20.000 €. Si quieres un cierto impacto, necesitas recursos y también continuidad de los programas e iniciativas”.

Además, si echamos una ojeada al campo del emprendimiento y la creación de start ups la tendencia es pensar en positivo, porque hay numerosas  incubadoras, aceleradoras, centros de co-working, espacios de creatividad vinculada a la tecnología, especialmente a las TIC, etc. pero cuando ves el lado donde se genera el conocimiento, yo no puedo evitar una percepción de que la proporción de este nuevo conocimiento que se impulsa y se intenta trasladar al mercado y a la sociedad es excesivamente reducida.

Probablemente la crisis haya impuesto unas limitaciones que aún no estén superadas, tal vez también los hitos a conseguir sean buscar nuevos instrumentos o maneras. Particularmente cada vez veo más claro que una de las formas (que no la única) es el planteamiento de retos; es decir, que sea la propia administración publica la que anime a las empresas o universidades a identificar necesidades y posteriormente facilitar que se presenten respuestas a esos posibles retos. Lo que tiene que haber es una dotación económica suficientemente grande para que esto pueda ser una realidad y esto se haga con el apoyo de fondos públicos, al menos parcialmente. Todas aquellas cosas que favorezcan el partenariado público-privado (el famoso PPP) pienso que son positivas, siempre que se hagan con criterio y medida.

 

¿Cómo cree que se ha posicionado KIM en cuanto a su rol en el sistema de innovación español?

En este momento, los procesos en el campo de la innovación no son fáciles ni tampoco lineales. Pero creo que, actualmente, KIM es un referente, tanto en Catalunya y España como en otros países, en lo que se refiere a las estructuras de impulso de la innovación más ubicada en el lado de la empresa y la demanda.

“Actualmente, KIM es un referente, tanto en Catalunya y España como en otros países, en lo que se refiere a las estructuras de impulso de la innovación más ubicada en el lado de la empresa y la demanda”.

 

¿Qué retos de futuro cree usted que tendrá que afrontar KIM y la transferencia de tecnología?

Creo que la transferencia de tecnología no es un fin en sí mismo, sino un driver de la innovación, entendida como instrumento de la competitividad. Por lo tanto, la pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Cómo reforzamos la competitividad de las empresas en el ámbito de la sociedad del conocimiento? Empezando por dejar atrás una economía, que incluso en los sectores más vinculados al conocimiento, algunos han querido que fuera (sobre todo por la vía de los salarios) una economía “low cost”. Hace muchos años que pienso que uno de los problemas de la sociedad, catalana y española, es que no se recompensan adecuadamente las capacidades de las personas y esto termina generando un círculo vicioso. Lo que no puedes pregonar es que apuestas por la sociedad del conocimiento y luego pagar la preparación y el conocimiento de las personas a 6 €/hora porque, o bien quiere decir que no te lo crees, o es un engaño. Este es un debate que, como sociedad, nos debemos plantear.

 

Sobre Xavier Testar. Vicerrector de “Barcelona Instituto de Emprendimiento”, Vicepresidente de la Asociación Española de Emprendedores Científicos y Tecnológicos y Profesor de la Universidad de Barcelona. Antiguo Director General de Investigación de la Generalitat y Director de programas estratégicos de la FCRI.

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