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«A pesar de repetir que somos un país líder, necesitamos desplegar políticas de innovación consistentes y bien dotadas»
Según la publicación del , publicado el pasado mes de junio por la Comisión Europea, Cuadro Europeo de Indicadores de Innovación 2020, España se sitúa en el puesto 14 del ranking de la innovación sobre el total de 27 países de la UE con los datos de 2019. Respecto del año anterior, España ha mejorado cinco posiciones y ha superado a Eslovenia, República Checa, Malta e Italia. A pesar de que hay avances, continúa dentro de los países considerados «moderados» por su nivel de innovación, en el tercer nivel europeo.
El informe también señala las tres áreas en las que España tiene mejores resultados: recursos humanos, entorno favorable para la innovación y empleo en innovación. En cuanto a áreas en las que debe mejorar, destacan las de innovación en pequeñas y medianas empresas, inversión empresarial colaboración público.
«A pesar de que nos repetimos continuamente que somos un país líder, necesitamos urgentemente desplegar políticas de innovación consistentes y bien dotadas»
Sin pretender resolver en un breve artículo problemas tan sofisticados, quisiera compartir mi experiencia sobre las tres áreas que debemos mejorar.
Innovación en pequeñas y medianas empresas o «lo que hacemos nosotros no es Investigación»
La innovación en pequeñas, medianas y grandes empresas sigue mecanismos, procedimientos, vías de financiación diferentes entre ellas y, lo más importante, el impulso a innovar el origen y necesidad de que la motivan, son diferentes. Y si son diferentes, ¿por qué aplicamos las mismas lógicas? ¿Por qué menospreciamos la innovación incremental respecto a la investigación? ¿Por qué olvidamos que la innovación empresarial no parte, salvo en contadas ocasiones, de la I+D?
Los centros de investigación, centros tecnológicos, administración pública e inversores deberían aceptar esta realidad para mejorar los resultados. Es tan necesario investigar y generar conocimiento científico que suponga innovaciones disruptivas a medio y a largo plazo, como dar soluciones competitivas a la sociedad a corto plazo desarrollando productos y servicios a través de procesos de innovación incremental.
Aceptando esta premisa, con una confianza y autoestima reforzadas, facilitaremos las bases para que los resultados mejoren.
Colaboración público e inversión empresarial o el «no nos haremos daño»
Planes de recuperación económica, planes de innovación, planes estratégicos sectoriales, planes de transformación digital: buenas intenciones y buenas palabras que no se ejecutan. Muchas preocupaciones, pesares, suspicacias. Presupuestos de I+D que en el año 2019 pasan los 6000 millones de euros y se ejecutan menos de la mitad. Dificultades para hacer inversiones para regulaciones poco flexibles o por una administración excesivamente ideologizada y/o demasiado interventora. Una administración, en muchas ocasiones, necesitada de justificar méritos ante el electorado o que crean puestos de trabajo para crear una nueva estructura y no por una necesidad real y coyuntural (y por tanto, temporal).
Muy pronto llegarán diferentes fondos de recuperación económica. Qué, cómo y con qué intensidades aplicarán, requieren una mirada a la altura de la grave situación actual. No nos podemos permitir excesiva burocratización. Debemos invertir en tecnología, industria e innovación, claves incuestionables de sociedades equilibradas y avanzadas. Los mecanismos deben ser ágiles y la administración debe ser valiente en la aplicación de estos fondos en buenos proyectos cuidando por la buena aplicación, pero sin convertirlos en inaccesibles para las empresas pequeñas y medianas. Sobre todo no nos podemos permitir la corrupción que nos ha hecho tanto daño.
Es el momento de la innovación
La innovación aporta valor a la sociedad tal como lo hace el I+D. Es un elemento básico en el progreso económico y en la gestión empresarial. Sin un ecosistema rico e inclusivo, no hay innovación. El sector público, más que nunca, debe ponerse al servicio de la ciudadanía y también del mundo empresarial con la misión de «hacer que pasen cosas» evitando trabas burocráticas, procedimentales, culturales o agendas políticas particulares. No hay ningún país con una cultura política antiempresarial que tenga niveles de desarrollo sostenibles y equitativos.
«Las ‘start-ups’ necesitan marcos lógicos ágiles y adecuados a sus características para convertirse en ‘scale-ups’ y crecer de forma sostenible»
Las empresas pequeñas y medianas, como las start-ups necesitan marcos lógicos ágiles y adecuados a sus características para convertirse en scale-ups y crecer de forma sostenible.
Sin embargo, tenemos una sociedad potencialmente emprendedora e innovadora que ha resistido muchas crisis y dificultades. Nos hemos de conjurar, aportando lo mejor de cada uno, para hacer que la innovación nos lleve a una sociedad más desarrollada y sostenible.