KIM’s RECIPES
Empresarios, centros tecnológicos, centros de investigación, universidades
2-3 min.
Innovación, Intraemprendimiento, Lean, Recursos Humanos.
Después de años implantando programas de intraemprendimiento, queremos compartir algunas lecciones aprendidas sobre el éxito (y el fracaso) de estas iniciativas.
- Los mejores empleados no tienen por qué ser los mejores intraemprendedores. Un programa de intraemprendimiento no es un premio para los buenos empleados; es una forma de encauzar la energía de empleados cuyas expectativas no estaban totalmente alineadas con las de la empresa. Y estos puede que sean buenos empleados (a los que a sus jefes les cuesta más liberar para estos proyectos), pero también pueden ser empleados que pasan desapercibidos a la espera de una oportunidad de brillar. Nadie mejor que los propios empleados para identificarse a mano alzada y que, entre sus jefes y RRHH, decidan quién tiene la motivación, la disponibilidad y la capacidad suficientes.
- Cada proyecto debe contar con su propio presupuesto. El presupuesto es uno de los tres obstáculos clave en estos procesos. El intraemprendedor necesita disponer de recursos que le permitan no solo testar su proyecto, sino también hacerlo rápidamente.
- El intraemprendedor necesita tiempo para dedicar a su proyecto. El segundo de los obstáculos es la falta de tiempo. El intraemprendedor va a dedicar seguramente sus fines de semana y sus noches al proyecto, pero no todas las oportunidades de negocio pueden validarse cuando a la empresa le viene mejor. Es importante que vuestro programa de intraemprendimiento asigne una bolsa de horas laborables a cada proyecto.
- El intraemprendedor necesita un manual. El tercer obstáculo clave es saber qué hacer. Recibir unas cuantas sesiones de formación no es suficiente ni es la mejor forma de mover a un emprendedor. Es fundamental que disponga de una guía que lo oriente, paso a paso, en el desarrollo de su proyecto y que pueda consultar cuando tenga dudas, y de herramientas para avanzar de forma eficiente y rigurosa.
- El intraemprendedor trabaja mejor solo. Si los innovadores trabajan en equipo, el número de ideas resultantes de cada edición del programa se reduce, los plazos se alargan y las responsabilidades se diluyen. Además, la clave en una primera fase es que el intraemprendedor cuente con una visión global del proyecto y de su mercado y que interiorice todas las tareas y conclusiones relacionadas con la validación de la oportunidad. Y únicamente lo conseguirá de verdad si trabaja solo. Más adelante, cuando haya que madurar la idea y gestionar los diferentes riesgos (tecnológicos, legales, financieros, etc.), tendrá sentido trabajar en equipo.
- Hay que fijar los incentivos correctos para motivar al intraemprendedor. El dinero no siempre es la mejor opción. La visibilidad frente a la Dirección, el reconocimiento laboral/profesional o el reconocimiento público puede ser tanto o más valioso para ellos.
- En un programa de intraemprendimiento participa toda una empresa (emprendedores, sponsors, mentores…). Toda la empresa tiene que estar informada del programa y alineada con él para no crear cuellos de botella. El intraemprendedor lidera su proyecto, pero cualquier empleado puede estar implicado en su éxito: un director que podría (potencialmente) esponsorizar el proyecto más adelante; un jefe de departamento que actúa como mentor; un colega con el que contrastas la idea o que gestiona los recursos que necesitas para validar tu oportunidad (bases de datos de clientes, herramientas de marketing, etc.)…
- El intraemprendedor debe obtener feedback rápido de la organización. Estos procesos son muy exigentes para los participantes y es difícil mantener la tensión indefinidamente. Una vez han presentado sus proyectos, necesitan que la Dirección tome decisiones respecto a los mismos cuanto antes para no perder la motivación.
- Las oportunidades las valida el mercado, no los comités de expertos de la organización. La función del comité no es decir si una idea es buena o mala porque seguramente no disponga del conocimiento necesario. Su función es la de fijar prioridades (por ejemplo, priorizando unas ideas respecto a otras de acuerdo con la estrategia de la empresa) y asignar recursos de acuerdo con el retorno posible.
- Da al intraemprendedor la oportunidad de actuar. Los verdaderos emprendedores son gente de acción. La formación clásica es un freno para ellos y, por tanto, es mejor que cuenten con un guía (coach) que los oriente, que les aporte know-how y al que puedan recurrir cuando lo necesiten. Y además, esperan que los involucres en el desarrollo de su idea, una vez finalizado el programa.
Para saber más sobre intraemprendimiento e innovación ágil, consulta los siguientes enlaces:
• INFORME · ‘Corporate Entrepreneurship’: la gran aventura de las empresas innovadoras
• Lean innovation: innova con más agilidad en tu organización