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TECH TRANSFER TALKS

Esta semana, en Tech Transfer Talks, charlamos con Lídia Aguilera, Technology Transfer Officer en el Luxembourg Centre for Systems Biomedicine (LCSB). Una profesional con un interesantísimo perfil en el campo de la transferencia tecnológica, que se ha convertido en experta en múltiples procesos como scouting, análisis de riesgo, implementación o comercialización.

¿En qué consiste concretamente su trabajo actual en la Universidad de Luxemburgo?

Mi rol como Tech Transfer Officer es el de apoyar a los investigadores en todas las etapas del proceso de comercialización: desde el análisis del potencial de mercado de los resultados de la investigación, pasando por la protección de la propiedad intelectual hasta la definición y ejecución de la mejor estrategia de transferencia de tecnología (TT), ya sea mediante la creación de una spinoff o mediante un proceso de licencia a una compañía ya establecida. Actualmente reparto mi tiempo entre el LCSB, que recibe el 50 % de mi dedicación, y el resto de facultades de la universidad.

Cuéntenos: ¿cómo es una jornada típica en el LCSB?

Incluye una reunión a primera hora con alguno de nuestros investigadores para discutir detalles sobre cómo comercializar sus resultados, la negociación de los términos de una licencia con algún centro o empresa colaboradora, y la visita o contacto con empresas interesadas en nuestro portfolio.

El principal objetivo del LCSB es acelerar la investigación biomédica. ¿De qué formas lo consigue?

El LCSB es un centro de investigación interdisciplinario que se centra en acelerar la investigación biomédica mediante la conexión entre la biología de sistemas y la investigación médica. Su foco de investigación son las enfermedades neurodegenerativas, en particular la de Parkinson, y los mecanismos comunes con otras enfermedades crónicas. Su gran potencial y éxito se debe a la colaboración entre investigadores de diferentes ámbitos como biólogos, médicos, físicos, ingenieros y matemáticos, lo que permite realizar nuevos descubrimientos en sistemas complejos como células, órganos y organismos. Estos hallazgos son esenciales para la comprensión de los principales mecanismos de patogénesis de la enfermedad y para el desarrollo de nuevas herramientas en el diagnóstico y la terapia. A través de la creación de grupos de investigación multidisciplinares dirigidos por científicos clínicos, el LCSB también tiende un puente a plataformas tecnológicas y modelos a diferentes escalas, cubriendo modelos in silico, in vitro e in vivo, además de los estudios con pacientes y de la familia.

Y en todo ese proceso… ¿En qué momento “entra en acción” su trabajo como experta en TT?

Los profesionales en TT participamos desde inicio de los proyectos de investigación, asesorando sobre la mejor estrategia de protección, buscando partners tecnológicos o industriales o ayudando en la comercialización.

Todos sabemos que cada sector tiene sus “peculiaridades”, pero ¿qué puntos sensibles existen en la TT aplicada al campo de la salud?

Uno de los puntos más sensibles en el campo de la salud es la combinación de un time to market largo con un apoyo financiero continuo, ya que algunas empresas pueden ser reacias a arriesgar recursos en proyectos terapéuticos que puede que nunca lleguen al mercado, o cuyo tiempo de salida al mismo puede ser prolongado. Todo proceso largo presenta ciertos riesgos que pueden estar asociados o no a la excelencia de la investigación y que pueden hacer fracasar su llegada al mercado. El sector requiere de más instrumentos early stage a nivel europeo que ayuden a superar las fases iniciales de investigación, ya que el sector privado demanda unos resultados previos antes de invertir.

Otro de los puntos críticos en salud es la complejidad de aprobar nuevos productos y el coste asociado a ello, por lo que es necesario proveer a los hospitales con recursos económicos para que inviertan en nuevas tecnologías de diagnóstico, y conseguir así que se beneficien del progreso científico para racionalizar el gasto en salud y a la vez lograr su aceptación en el mercado.

Y con respecto a la colaboración con la industria y las ‘startups’… ¿qué estrategia sigue el LCSB?

Tenemos más de 50 partners estratégicos que incluyen empresas multinacionales, SMEs y universidades de prestigio. Nuestro pipeline de innovación responde a las necesidades de la industria en áreas como el estudio de células madre inducidas y organoides como organismos modelo de la enfermedad, organ-on-chip para drug screening y drug repositioning, modelado y simulación computacional, gestión y análisis de big data en salud así como gestión y generación de registros electrónicos de pacientes clínicos.

El LCSB incentiva la creación de nuevas empresas, por supuesto dependiendo de la tecnología que se trate, de la necesidad del know-how del grupo investigador para la comercialización del producto o servicio y/o del acceso a capital riesgo. En el caso de tecnologías plataforma, la creación de una spinoff o startup permite comercializar la tecnología mediante una amplia gama de aplicaciones. En otros casos, la licencia a empresas ya establecidas permite mejorar la invención o integrarla en un portfolio de productos.

¡Cuéntenos sus éxitos en este campo!

Nuestras spinoffs más destacadas son ITTM y MicroGUT. ITTM es una spinoff que proporciona soluciones para la gestión de la investigación en medicina traslacional y ensayos clínicos, mediante la data curation, el análisis y hosting, el apoyo con infraestructura y la visualización, por ejemplo. Y MicroGUT, en proceso de creación, se basa en un medical device, en este caso un gut-on-a chip, un modelo in vitro del tracto gastrointestinal. Este sistema permite la simulación de ciertos procesos que tienen lugar en segmentos individuales del intestino, como el catabolismo de fármacos. Gracias a él, los científicos pueden analizar de forma sistemática las bacterias existentes en el intestino, su efecto sobre las células humanas, la forma en que interactúan con otros microorganismos, y el papel que desempeñan en el inicio y el curso de ciertas enfermedades. Esta futura spinoff está generando mucho interés por parte de la industria, por su potencial para evaluar la farmacocinética de una forma individual y personalizar así de forma óptima la terapia con medicamentos.

Vd. ha trabajado varios años en España y Luxemburgo. ¿Diría que estos dos países se enfrentan a retos similares en cuanto a la TT?

No creo que los retos en TT sean diferentes en un país u otro, creo que es más una cuestión de la estrategia y la filosofía que sigue cada centro de investigación, y cómo se incentiva y se forma a los investigadores para que sean conscientes de la importancia de la TT para que sus resultados lleguen al mercado y beneficien a la sociedad. En este sentido, en ambos países podemos encontrar buenas prácticas y centros de investigación que hacen una labor excelente en el campo de la TT.

Pero seguro que existen diferencias…

Luxemburgo es, obviamente, un país con una mayor capacidad financiera, lo que le permite ofrecer diferentes herramientas de apoyo a la investigación, como programas de prueba de concepto, que dinamizan la transferencia de los resultados. Para mí, la gran diferencia radica en su flexibilidad a la hora de crear el marco para que se adopte una tecnología. En el caso en que los diferentes organismos nacionales (ministerios, universidad y empresas) apoyen un determinado proyecto, se puede dar el caso de la creación de una nueva legislación al respecto, o que los diferentes agentes implicados en la cadena de valor se coordinen para realizar una prueba piloto. En el sector salud, esto es muy beneficioso, ya que coordinar centros de investigación de diferentes ámbitos, hospitales y asociaciones de pacientes, por ejemplo, es de gran ayuda a la hora de acelerar la TT.

¿De qué logros en terreno de TT se siente más orgullosa hasta la fecha?

No creo que los logros en TT sean nunca individuales. Cualquier proceso de transferencia implica a un número importante de profesionales sin los cuales el proceso no hubiera tenido éxito.  Me siento orgullosa de haber formado parte de equipos que han permitido sistematizar el proceso de transferencia, ya que esta parte en sí misma permite que cada uno de los procesos de licencia posterior sean más fáciles y estructurados. En concreto, haber formado parte de la creación y sistematización de portfolios de grandes corporaciones, como, por ejemplo, la agencia espacial europea (ESA). Como la TT incluye múltiples áreas y facetas, también me alegro de haber participado junto a un equipo de expertos en múltiples proyectos con la Comisión Europea asesorando a los consorcios de proyectos europeos sobre la mejor estrategia para comercialización los resultados de la colaboración. Y por supuesto, me enorgullecen los procesos de licencia en los que he participado, como el sistema de diagnóstico que actualmente negociamos con una multinacional en el LCSB.

Hablemos de futuro. ¿Cuáles son sus próximos objetivos a trabajar desde el LCSB?

Como en cualquier otra universidad, mis objetivos pasan por gestionar la cartera de tecnología y adaptarla a las necesidades de la industria, apoyar y asesorar a los miembros de la facultad en TT para ayudar a forjar colaboraciones entre ellos y las empresas, y la creación de redes con la industria que permitan abordar rápidamente a los partners concretos tan pronto como un proyecto determinado está listo.

Y para acabar, en su experta opinión, ¿cuáles cree que son los próximos retos que debe superar Europa en materia de TT?

El primero es la falta de financiación para obtener pruebas de concepto de los resultados de investigación (aunque en los últimos años se han promovido varias iniciativas desde la comisión europea). Otro reto es la profesionalización de las personas a cargo de la TT, ya que actualmente la oferta de formación está segmentada y no existe un programa a nivel europeo. La formación de los futuros profesionales en TT debería incluir una formación sólida en propiedad intelectual y en los aspectos legales relacionados con el proceso de licencia y colaboración entre diferentes partes, experiencia y entrenamiento en el proceso de negociación y desarrollo de las capacidades comerciales y de creación de una cartera de clientes.